martes, 18 de noviembre de 2008

Yo estuve allí. (El viaje de tu vida, La Coruña, año 2000)

Como muchos ya sabéis, la última visita de David Copperfield a España se produjo en el año 2000, con el espectáculo El viaje de tu vida. Ciudades como Madrid, Valencia o Barcelona tuvieron la fortuna de acoger al famoso mago, que representó en directo sus más impactantes ilusiones ante auditorios de varios miles de espectadores.

Otra de las ciudades que David visitó fue La Coruña, en Galicia. Allí, el ilusionista de New Jersey deleitó a los asistentes con Trece, Portal y la Desaparición de la moto, entre otros efectos. Fue en el Coliseo de la ciudad coruñesa, ante unas 5 ooo personas, y nuestro amigo Michael_N estuvo allí para contarlo.

El día elegido fue el sábado, 20 de mayo del año 2000. Las 11 de la noche, la hora de comienzo. Y una de las pocas personas que puede relatar lo que sucedió a partir de aquel instante es Michael. Aunque ya han transcurrido 8 años desde aquella actuación, nuestro compañero todavía guarda en la memoria muchos de los momentos del espectáculo. Hemos charlado con él sobre aquella inolvidable noche. Esto es lo que nos ha contado:

Shadowboy: ¿Cómo supiste que David vendría a España? ¿Qué referencias tenías de él?
Michael_N: Lo supe gracias a la televisión y a los medios de comunicación. Sabía que podría ser una excelente oportunidad para verlo en directo en España, después de haberlo visto por primera vez en televisión en 1998. Mis referencias sobre David se remontan a dicho año 98, en el cual, aparentemente por casualidad, vi uno de los especiales que Antena 3 emitía por aquella época. Me quedé tan sorprendido que le seguí el rastro desde entonces.

S.: Cuéntanos cómo discurrió el día de su actuación. ¿En qué lugar fue el espectáculo? ¿Acudiste acompañado? ¿Qué capacidad aproximada tenía el recinto?
M.: El espectáculo fue en el Coliseo de la ciudad de La Coruña (Galicia). Acudí acompañado de mi familia y unos vecinos. La capacidad del polideportivo rondaría los 5 000 espectadores.

S.: ¿Recuerdas las ilusiones que presentó David Copperfield aquel día? ¿Podrías referir en qué orden aparecieron?
M.: Más o menos sí recuerdo algunas de sus ilusiones. Prácticamente todas eran las mismas que las emitidas en los especiales ofrecidos por Antena 3: El ascensor, La desaparición de la moto, La rosa flotante, Squeezebox (el empequeñecedor), Blueprint for Mystery (chicas que desaparecen), Head Mover (la cabeza que se separa del cuerpo), Portal y Trece (con la desaparición del presidente del Deportivo incluida), pero debo señalar que no recuerdo exactamente el orden de aparición.

S.: Háblanos un poco de las reacciones del público. ¿Disfrutó con el espectáculo? ¿Cuál fue la ilusión más aplaudida? ¿Cómo reaccionó el auditorio cuando David apareció?
M.: Nada más entrar al Coliseo, recibimos un cepillo de dientes con la marca de coches Wolkswagen, algo que me extrañó. Los acomodadores iban disfrazados a lo Harry Potter, con sombrero de mago incluido. En general, el comportamiento del público fue bastante normal, y creo que muchas personas no conocían exactamente lo que se iban a encontrar en el espectáculo, pues mi vecino y yo éramos de los pocos que con solo escuchar la música sabíamos de qué ilusión se trataba. La gente, incluso, nos miraba sorprendida como diciendo "cuánto saben estos dos...". Cuando apareció David Copperfield en el ascensor acompañado de la potente música de Phil Collins, fue un momento realmente espectacular; el público aplaudió a lo grande. Desde luego, impresionó mucho verlo todo aunque fuese a unos 30 metros de distancia (había una pantalla gigante para seguir de cerca la actuación). La ilusión más aplaudida fue probablemente la última, Trece, en la que 13 personas elegidas al azar mediante balones de goma desaparecían y reaparecían en otra parte del auditorio en cuestión de segundos. La anécdota vino de la mano de Lendoiro, presidente del Deportivo, que regaló una camiseta del equipo de fútbol al mago y desapareció junto a las otras 12 personas. Copperfield se mostró muy simpático y no dejó de hacer bromas. Incluso, se atrevió a chapurrear algo de español.

S.: Y ahora, a título más personal, ¿qué fue lo que más y lo que menos te gustó del show?
M.: Me encantó su forma de dirigir todo el espectáculo. Como decía, Copperfield hablaba a veces en español para hacer reír a los espectadores. Eran chistes en plan vacilón y con doble sentido, más orientados quizá a un público adulto, aunque perfectamente entendibles. Lo que menos me gustó fue presenciar prácticamente las mismas ilusiones que ya había visto en televisión; eché en falta algo más de novedad, aunque debo reconocer que no es lo mismo verlo en televisión que en directo.

S.: ¿Encontraste mucha diferencia entre la puesta en escena de los espectáculos que habías visto por televisión y la que presenciaste en directo?
M.: Sí, había algunas diferencias. El material empleado para las ilusiones era el mismo que para los especiales de televisión; pero quizá debido a las prisas o a la falta de preparación, pude apreciar algún que otro "fallo". La puesta en escena tampoco era la misma, con un escenario mucho más sobrio que el presentado para la pequeña pantalla.

S.: ¿Cómo se desenvolvió David? ¿Pronunció alguna frase en español? ¿Cómo iba vestido? ¿Consiguió conectar con la gente?
M.: Fue muy espontáneo y familiar, se comportó con bastante soltura. Pronunció alguna que otra frase en español. En Trece, por ejemplo, dijo algo así como "bye bye, hasta Navidad". Consiguió conectar con la gente de manera muy fácil, todo el mundo participó alegremente. Fue algo muy enriquecedor.


S.: Descríbenos el momento más espectacular según tu punto de vista. ¿Cuál fue la ilusión que más te impactó?
M.: La que más me impactó fue Head Mover. Ya la había visto en televisión pero presenciarla en directo fue sobrecogedor: David coloca la cabeza de una mujer rubia dentro de una caja y tras cortarla la desplaza hacia otra plataforma ubicada a unos metros de distancia. Es un efecto sorprendente en todos los sentidos. El corazón me dio un vuelco...

S.: ¿Te sorprendió David con algo que no esperases? ¿Hubo algo en el espectáculo que nunca hubieras imaginado?
M.: No esperaba ese humor guasón con doble sentido. Parecía un niño travieso dispuesto a hacer reír a todos los presentes. Tampoco imaginaba la reacción del público, muy cordial durante todo el espectáculo. Aquello era una auténtica fiesta, yo estaba tan feliz con la música y las ilusiones que me puse a bailar en el propio asiento... Es algo que te llena profundamente, fueron las dos mejoras horas de mi vida en mucho tiempo. Ojalá fuera así el mundo en que vivimos: Copperfield lo transforma en algo que aquí no se vive, es como trasladarse a una época inexistente.

S.: Por último, ¿repetirías la experiencia? ¿Qué puedes decirles a todos los fans que desean ver al mejor mago del mundo en directo y no están muy convencidos de asistir a su show?
M.: Pues mira, querido Shadowboy, tengo unas ganas enormes de volver a repetir aquella experiencia, estoy loco por ir adonde sea para ver y sentir de nuevo todo aquello. Es más, ahorro para cumplir ese sueño, el dinero no debería ser una barrera para sentir no solo su magia en directo, sino también ese ambiente tan sugerente que poco a poco se va apoderando de ti y te hace acabar con una gran sonrisa. Si tú, lector, eres una de esas personas a las que les gustaría hacer realidad sus sueños, este es el destino más adecuado, el de la extraordinaria y fabulosa magia de David Copperfield.

martes, 11 de noviembre de 2008

Magia de cerca - La rosa flotante (Floating Rose)

Inauguramos una nueva sección. Como sabéis, David Copperfield es mundialmente conocido por sus grandes ilusiones y efectos espectaculares. A causa de ello se suele argumentar (muchas veces con escaso criterio y demostrando un desconocimiento total de su trayectoria) que los espectáculos del mago estadounidense consisten en toneladas y toneladas de tecnología y escasa habilidad manual. Y si bien es cierto que con el paso de los años su magia ha evolucionado hasta límites insospechados, no lo es menos que David siempre se ha preocupado por incluir "pequeños" juegos de manipulación que mantienen un perfecto equilibrio entre tecnología o magia grandiosa y magia de cerca o manual.

Así, es muy extraño (por no decir imposible) que no encontremos varios efectos de prestidigitación en cualquiera de sus shows. En ellos, Copperfield se deleita y nos muestra esa otra parte de la magia que puede resultar todavía más inexplicable si cabe, pues se realiza a escasos centímetros del espectador. En suma, todo un reto, con cientos de ojos alrededor tratando de averiguar los secretos de algo que se encuentra ahí mismo, a pocos metros, y que no tiene explicación aparente.

En esta primera entrega os mostraremos Floating Rose, un excelente juego en compañía de una espectadora. El vídeo forma parte del especial de 1991 titulado Misterio en el Orient Express. La música pertenece a Johnny Clegg y su canción Dela. Y como podéis comprobar, la única tecnología existente son las manos de David y el pequeño trozo de papel. ¡Ah! Y rodeado de espectadores...