Este plano es una copia impresa de las instrucciones que reciben y aceptan los fotógrafos antes de retratar al mago David Copperfield. El mago domina la luz, claro, elemento imprescindible en su repertorio de trucos, y como todo en su entorno, ha de pasar por sus prodigiosas manos. En síntesis, el planito de marras viene a indicar la altura de la luz y de la cámara frente a su rostro, que no es sino la altura de los ojos, y el ángulo que debe ser captado, que es su izquierdo. Además, el fotógrafo debe situarse unos 30 centímetros a la derecha del flash, de forma que se genere el ángulo de luz deseado, y utilizar un filtro suavizante. La distancia máxima entre la cámara y su rostro oscilará entre los dos y los cuatro metros. Total, nada... El escepticismo es patrimonio exclusivo de Copperfield. El resto, contentémonos con dejarnos encantar. La ilusión, el humor y la técnica ya los pone el gran David Copperfield.
[Archivo, 2001]