El Paso (Texas)
Lo inexplicable e insólito siempre logra seducir infaliblemente la capacidad de asombro de cualquiera, hasta la del más escéptico y calculador, y ayer David Copperfield constató que no hay mejor humano que él para conseguirlo.
Lo inexplicable e insólito siempre logra seducir infaliblemente la capacidad de asombro de cualquiera, hasta la del más escéptico y calculador, y ayer David Copperfield constató que no hay mejor humano que él para conseguirlo.
Y es que durante su espectáculo, el ilusionista dejó boquiabierto a su público, inclusive, provocó que una niña rompiera en llanto al ver cómo desapareció su mamá del escenario.
Ante un Teatro Abraham Chávez abarrotado, Copperfield sorprendió a sus seguidores a través de dos funciones, cada una de 90 minutos, con 12 actos que conforme iban transcurriendo, su intensidad aumentaba.
Uno de los grandes atractivos de Noche íntima: Grandiosa Ilusión, como se tituló el show, fue que el nacido en Nueva Jersey interactuó con frecuencia con la concurrencia, que estaba ansiosa de ser subida a escena para ser parte la magia.
El evento comenzó con la proyección de un vídeo que mostró las múltiples ocasiones en las que en películas, series de televisión, revistas, periódicos y hasta en caricaturas, se ha hecho alusión a David Copperfield.
Al terminar el audiovisual súbitamente apareció el mago en el foro, sentado en una motocicleta; una ferviente y prolongada sesión de aplausos le dio la bienvenida.
Con una gran sonrisa y su característica mirada misteriosa, el ilusionista saludó y de inmediato inició los actos, uno tras otro sin dar cabida al aburrimiento.
Lo grandioso de ello fue que aunque el espectador tratara de descubrir cómo se realizaban cada uno de de los trucos, le resultaba imposible. Inclusive al preguntarle a uno de los asistentes al espectáculo que fue desaparecido en uno de los actos cómo se había logrado lo anterior, se negó a explicarlo ya que comentó que si revelaba el secreto sería desaparecido de verdad.
Sin duda uno de los actos que más impresionaron a los asistentes fue ‘El asesino’, en el que el mago toma a un letal escorpión negro africano y lo acerca a una baraja, y sorprendentemente, el arácnido toma la carta que había elegido segundos antes una mujer del público.
Asimismo, el número de ‘La caja exprimidora’ también estremeció a la gente ya que Copperfield se introdujo en una caja de acero del tamaño de un ataúd, y ésta se encogió hasta alcanzar la dimensión de una caja de zapatos, ¡y él estaba dentro!
Además, el acto de ‘La lotería’, con el cual apareció un auto clásico convertible y adivinó unos números que la asistencia pronunció, y para cerrar con broche de oro, desapareció a 10 personas que estaban sentadas en el escenario, para segundos después aparecerlas en la parte trasera del público.
Este estuvo compuesto por adultos y niños. Muchos de ellos solo hablaban español, por lo que David Copperfield se dirigió a ellos en varias ocasiones en ese idioma de una manera muy entendible.
Dejando en la cara de la mayoría expresiones de estupefacción, pero sobre todo de alegría, a excepción de la niña que lloró porque su mamá desapareció del escenario, el mago se retiró después de haber ofertado un espectáculo que seguramente los que asistieron nunca olvidarán, ni entenderán.
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